En Casabermeja hay unas tradiciones populares curiosísimas!
‘se pasaba la mimbre’, ritual muy popular durante siglos, que se practicaba a
los recién nacidos que llegaban al mundo con una hernia umbilical, curioso rito
ancestral que se quiere declarar patrimonio de la Humanidad. 'Se bailan las
churripampas’, baile típico tradicional que se ha conservado gracias a la
transmisión de padres a hijos y por San Marcos se debe 'atar al diablo' que
consiste en hacer un nudo en el trigo ya espigado en esta fecha para
“protegerse de los males del diablo”. También encontramos "palabras
autóctonas" que no se pierden con el paso de las generaciones: atrolifoli,
sorrerías, rabiche, solbetón o supamporra son algunos ejemplos.
Los de Casabermeja son borricos, los Casabermejinos se autollamaron como “borricos”, desde
que un Alcalde de la localidad, no se sabe quién, ni cuando, solo se sabe el
hecho, de que se estaba construyendo un abrevadero, que tal vez fuese el de la
Fuente de Abajo, cuando entró en conversación el dilema, si el pilar era muy
alto o bajo para las bestias, así que el Alcalde se acercó al pilar, comprobó
la altura, y dijo “si alcanzo yo, alcanzan los borricos”. Y desde aquel momento
los de Casabermeja nos bautizamos como borricos.
Os detallamos estas tradiciones de los Casabermejinos:
La Mimbre
En la noche de San Juan, cuando entra el auspicio de verano,
en Casabermeja se celebraba un rito de origen pagano, “La Mimbre”. Pasar a los
niños quebrados recién nacidos por la Mimbre, es una costumbre ancestral en
Casabermeja por la que se curan los bebes con quebracia.
La mimbre es un arbusto, que se cría cerca de los ríos, sus
ramas jóvenes son elásticas, tipo junco. Entonces, elegida una rama de la
mimbre, se raja longitudinalmente por la mitad sin romperla, para poder abrirle
un hueco por donde poder pasar al bebé repetidamente.
El acto lo realizan tres Juanes y tres María vírgenes, de la
siguiente manera:
María toma al bebé y pasándolo por la mimbre, lo entrega a
un Juan diciendo:
“San Juan , por la virtud que tu tienes
y la que Dios te dará,
“quebrao” te lo entrego,
sano me los darás.”
Toma el bebé Juan, y lo entrega a otra María, pasándolo por
la mimbre diciendo:
“María, por la virtud que tu tienes
y la que Dios te dará,
“quebrao” te lo entrego,
sano me los darás.”
Y el bebé es tomado nuevamente por María, que se lo entrega
a una segunda María, repitiéndose el acto, así al final el bebé pasa por la
Mimbre hasta seis veces, tres por las Marías y tres por los Juanes.
Finalizado este acto, los Juanes unen la rama rajada con
barro y la lían con cinta, para que con el tiempo se vaya uniendo la raja, al
mismo tiempo que va sanando el niño.
En San Marcos se ata
al diablo
Es tradición en Casabermeja que en la festividad de San
Marcos, cuando comienza la primavera y el buen tiempo, que los vecinos salgan a
comer al campo, principalmente a la finca de Casa de Arias donde se aglutina la
mayor parte de los vecinos. Después de comer se suele ir a “atar al diablo” que
consiste en anudar el trigo ya espigado en esta fecha, costumbre que viene
haciéndose desde antaño para protegerse de los males del diablo, y es cuando
las parejas de novios se pierden para intentar desatar otras cosas entre los
trigos.
LAS MARAGATAS,
CHURRIPAMPA O RUEDA
En los días festivos de Casabermeja, de manera espontánea
vecinos se organizaban para bailar las maragatas, que según dicen tiene su
origen en el campo, en la zona de Los Portales. Este baile es también llamado
en el pueblo como chirripampa o ruda.
Se disponen dos filas dándose la cara, una de hombre y otra
de mujeres, y al ritmo de las coplas bailan, sacando un hombre a una mujer, que
pasan bailando entre las filas hasta colocarse nuevamente en su sitio, y
espontáneamente van saliendo otras parejas.
Coplillas de maragatas de Teresa Aguilar González
Ya suena la maragata
por la tele y por la radio
y se ha vestido de gala
subiéndose al escenario.
Carambita y caramba,
carambita y olé,
que me dicho un morenito
que lo tengo que querer,
y yo para quererlo
así debe de ser,
que ay, ay, ay la hoja de laurel,
que estando yo en la prisiones
mi amor me vino a ver.
Anda vete, anda vete,
yo no te llamo,
donde pasaste el invierno
pasa el verano.
Niña de los veinte novios
y conmigo veintiuno,
si todos fueran como yo
te quedabas sin ninguno.
Vaya guasa Nicolaza,
lechuga para “ensalá”,
a mi me gustan los hombres
que tengan formalidad,
que tengan formalidad
y no palabra de niño,
olé, olé caracoles,
yo te quiero con delirio.
Aunque me ves chiquita,
huérfana de padre y madre,
aunque parezco una escoba
conmigo no barre nadie.
Un borracho se murió,
y dejó en el testamento
que lo enterraran en viña
para chupar los sarmientos.
Tira chinas a mi puerta,
ladrillos a mi “enreate”,
los ojos de mi morena, morena,
no son chicos ni son grandes,
que son dos aceitunitas, morena,
de olivitos verdiales.
El vino tinto es mi primo
y el aguardiente es mi pariente,
cuando llego a una taberna
me encuentro con “toa” mi gente.
A la mar tiré un chino,
arriba arena,
confianza en el hombre
nunca la tengas.
Nunca la tengas,
porque los hombres
cuando se ven queridos
no corresponden,
no corresponden
y luego dicen
fulana fue mi novia,
yo no la quise,
yo no la quise,
que era fea,
si la hubiera querido